Productos
propios y foráneos y una gran tradición histórica se juntan para hacer
de la gastronomía leonesa una de las más ricas y apreciadas por los
entendidos en el mundo de los manjares.
¿Dónde
está el secreto?.
Encontré‚ la explicación más satisfactoria a esta riqueza culinaria
una tarde, en París, al ojear un tomo amarillento, en un puesto de libros usados. El ejemplar Guide
du gastronome en Espagne, de Raymond Dumay, editado en 1.970, aludía en varias
ocasiones a esa situación excepcional del territorio leonés.
El
autor recuerda que ya en la época romana, Astorga se configuraba, junto
con Zaragoza y Mérida, como punto neurálgico del tráfico de
Hispania. Dumay hace
especial relevancia al papel de la Vía de la Plata -Astorga-Mérida- como eje vertebrador de la
romanidad de la Península Ibérica, vía por la que fluían las legiones, los productos minerales,
los vinos y comestibles.
Confluían
también en Astorga otras vías: uniendo la ciudad con La Coruña, Braga,
Avilés, Zaragoza y Burdeos, Y siglos después de apagado el trasiego romano, la
vitalidad del Camino de Santiago volvió a transformar a Astorga como centro caminero. Sólo
Burgos aventajaba en número a Astorga en recintos de acogida de viajeros...
Curiosamente,
fueron habitantes del territorio que constituyó históricamente el Reino
de León con sus extremaduras, desarrollado en torno al viejo camino de la Plata,
los que impulsaron la conquista de América. Tal vez por eso encontramos
algo " casero" el sabor de recetas y pucheros de países tan lejanos como México o Argentina.
Dumay
tampoco se olvida en su libro del papel de los maragatos, a quienes
describe como animadores de la cocina de toda España, y promotores de la
multitud de platos " al ajo arriero" que aparece en las cartas de muchas ciudades.
Es
por esta doble faceta de tierra de caminos y de caminantes, por la que los
restaurantes y hogares leoneses tienen una sabiduría enciclopédica. En León,
Astorga, Ponferrada, Villafranca o cualquier otra ciudad de este territorio se aprecia ese
conocimiento al manejar los pescados de Galicia y del Cantábrico con tanta destreza como lo
harían los buenos cocineros de Gijón o La Coruña. |