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Perfiles históricos de la Pola de Gordón
 

    Diario de León. abril 2001

Autor: Matías Díez Alonso
   

 

A partir del siglo IX populare supone no sólo la idea de poblar sino la de organizar cada comarca en sus aspectos administrativos, económicos, de orden y defensa. Populare es una idea real y el rey es el populator, que considera la acción populare como uno de sus deberes inherentes, aunque pueda delegar en líderes eclesiásticos o laicos. Por eso las tierras del Reino de León se van a escindir en tres grandes categorías: el realengo, el abadengo y el señorío.
 

 En el Concejo de Gordón va a haber poblamientos de varios señores: Villasimpliz, La Vid y Ciñera serían de abadengo, del abad de San Isidoro de León; Folledo, de realengo y compró su propio señorío: eran «señores de sí mismos», mero mixto imperio, una categoría casi inusitada; Huergas y El Millar también había comprado su propio señorío a Felipe II en 1582, pero luego lo vendió al Conde Luna en 1693 porque no aguantaban el pago de los réditos del censo que habían obtenido de las monjas Carbajalas. Las demás localidades del Concejo serán de señorío del Estado de Luna o Conde Luna.

El nacimiento de Pueblas es como un otorgamiento de Fuero, de Carta Puebla, que el rey concede a los boni homines populatores. Esta villa ya aparece documentada en una Cédula Real de Fernando III el Santo de 16 de junio de 1248 y en otra de Alfonso XI de 12 de septiembre de 1341, y debió nacer a raíz del desmoche del baluarte acastellado de Los Barrios de Gordón por Alfonso IX.

La Villa de La Pola de Gordón, situada a la vera del mítico río Bernesga, a 1.007 metros de altitud; es uno de los poblamientos más bellos de la montaña leonesa, con base sociolaboral minera y escasamente agrícola, ocupaciones del sector secundario y de servicios, cuya población ronda los 1.500 habitantes. La Villa se ve crecer en nuevas construcciones de hermosos barrios urbanísticos como la Estacada, el Soto, la Estación, lo que pregona que es un lugar ávidamente buscado por los foráneos para el veraneo.

Dispone de residencia de tercera edad, colegio de enseñanza primaria, campo mu­nicipal de deportes, piscina, hogar del pensionista, estación de Renfe, industria láctea (hoy ya desaparecida) , pequeña central eléctrica, casa de cultura con sala de conferencias con dotación de audiovisuales y mobiliario de suprema elegancia, que me cupo el honor de estrenar años ha impartiendo una conferencia con fotogramas sobre la comarca.

En la calle de la Constitución se ubica la Casa Consistorial, con arquitectura de modernos estilos norteños y castellanos y la ermita de San Antonio, de propiedad particu­lar, con trazas arquitectónicas renacentistas y una casona con labras heráldicas.

La nueva iglesia se levanta en el solar donde existió el antiguo hospital de peregrinaje. En su torrecampanario se consigna la fecha de construcción (MCMVII). Es de piedra de sillería y mampostería. Se accede a las troneras por escalera interior de caracol de 23 peldaños hasta el coro, 15 más en plano inclinado hasta las bóvedas y otros 13 más hasta las troneras; en total, 51 peldaños. Allí encontramos tres campanas con sonería electrificada; las dos pequeñas son de 1990, de la Casa Quintana de Saldaña, y la grande, de 90 centímetros de diámetro de boca y 200 kilos de peso, del año 1755, cincelada su jaculatoria a San Pedro Apóstol, ora pro nobis, Jesús, María y José.

Hay esculpidas dos dedicatorias de cariño, una al cardenal Aguirre, honra de esta Villa, en 1908, y otra al párroco don Manuel Pérez Valero, en 1954. Una magnífica lám­para de forja y un valioso cuadro representando a San Antonio adornan el interior del  templo.

El Catastro de la Ensenada

 

 

La Comisión declarativa formada por el párroco, el teniente de corregidor, los dos regidores, tres vecinos peritos y el escribano de número del ayuntamiento, prestan juramento por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz en forma de derecho, ante el Juez Subdelegado de Su Majestad que Dios Guarde, don Joseph Sexmilo y da fe el escribano real don Vicente Castañón, de decir verdad de lo que supieren y les fuere preguntado. Corría la fecha del 15 de junio del año 1751.
Declaran que La Pola de Gordón es Villa de Señorío, propia del Excelentísimo Señor Conde de Luna y no les cobra derecho alguno por el Señorío.
Su término mide de Oriente a Poniente 4.800 pasos, de Norte a Meridiano, 3.250 pasos y el ámbito o circunferencia de todo el término, tres leguas y 120 pasos. Calculaban la legua a una hora de camino o 5.000 pasos.
Reservaban el monte coto de Villar para refacción de casas que se arruinaban, «puentes de palo» sobre el río caudal y reguero que bañan esta Villa.
Arrendaban los puertos de Fontañán y Villa Santa para gasto de «ganado fino» a Ambrosio Josph de Negrete, vecino de la Villa y Corte de Madrid, en 2.215 reales de vellón.
Solamente había en La Pola de Gordón 23 vecinos, cuatro viudas y 17 habitantes. Disponían de 36 casas habitables, 11 pajares y cuadras. Una de las casas pagaba tres reales de vellón de Foro perpetuo e irredimible al marqués de Fuentehoyuelo.
Había 17 pies de abejas y ocho vecinos compraban castrones en Asturias, los degollaban y vendían la carne en las ferias de León. De arbitrio abonaban ocho maravedíes por la carne y otro tanto por la piel.
La tabla del río la arrendaban en tres reales.
Todos los vecinos eran de Estado Noble de Hidalguía de Heredad y por tal razón estaban exentos del pago de servicio ordinario y extraordinario para el sostenimiento de tropas.
Había una taberna sin utilidad, una panadería y un hospital para peregrinos y enfermos y tenía una casa y un prado, lo administraba el hospitalero Juan García. El vecino Manuel Robles administraba el hospital de Santa María de Arbas.
El Conde Luna nombraba corregidor, teniente y dos escribanos. Un escribano era Joseph Gutiérrez de Robles, con sueldo de 500 reales al año. El administrador de la Real Renta de Tabacos ganaba 3.600 reales, se llamaba Miguel de Isasi y doña María Penagos era la administradora del alpholí de la sal, con sueldo de 2.650 reales de vellón al año.
Había un herrero, dos tejedores, un pas­or de la cabaña de Guadalupe, un zagal, un cura párroco y otro cura que era abad de Beberino y párroco de Vega.
Ocho vecinos porteaban leña, vino, sal, granos y ganaban 400 reales al año. En la Villa se fabricaba hilo blanco, que vendían a 12 reales la libra.
Había dos roperías para fabricar pan para pastores y mastines, una de los Padres Jesuitas de Segovia, a cargo de Bartholomé Fernández Zienfuegos, y otra de don Juan Fernández de Luco.
Había también cinco molinos: el de la Corrada, de una rueda, en el arroyo de Los Barrios, del marqués de Fuentehoyelo; otro el de la Serna, de una rueda, en el mismo arroyo, de Cathalina García; otro, del mismo nombre, de ocho vecinos; otro de seis vecinos que llamaban el Nuevo, de una rueda, y el quinto llaman el de la Hera.
Para la fiesta del Corpus Christi gastaba 150 reales, otros 100 reales en el empedrado de caminos y recomposición de fuentes, 500 reales al guarda del campo, otros 500 en rificcionar el puente de madera, el puerto y la estacada.
Por Alcabalas, 689 reales y 14 maravedí­es al Conde Luna y de Diezmos al párroco dos cargas de trigo, 16 cargas de centeno, media carga de cebada, dos arrobas de lino limpio, diez crías de corderos, cuatro crías de cabritos, un cerdo, dos arrobas de lana, cien reales de mulares, 12 pollos y cinco libras de fruta.
Pagaban otro Diezmo de seis fanegas y media de centeno al arcediano de Gordón, que era dignidad de la cathedral de Oviedo.
De Primicia a la iglesia de la Villa abonaban cinco reales al año los 27 labradores de pancoger, y de Voto a la Cathedral de Santiago de Galicia tres celemines de centeno cada primiciero.
Se aclara que el real de vellón equivalía a 34 maravedíes y un ducado equivalía a 11 reales. Se denominaba «de vellón» porque el valor de un vellón de lana, que era lo que daba una oveja, valía un real.

 

El Cardenal Aguirre

En la iglesia parroquial se conserva una pila de baptisterio donde fue bautizado este preclaro hijo de la Villa el 14 de marzo de 1835. Era hijo del escribano del ayuntamiento. Este hombre santo murió sin fortuna personal y fue enterrado de limosna en Toledo el 9 de diciembre de 1913. Todas sus donaciones personales se vendieron en pública subasta y se repartió el dinero entre los pobres. El cáliz con el que celebraba la Eucaristía se conserva en la iglesia de La Pola.
Yo conservo fotografía de su retrato, de su palillero, su rosario, crucifijo pectoral y de un paño rojo de su capelo cardenalicio.
Estudió en el Seminario de León, profesó de franciscano en Guadalajara, se le destinó a Filipinas, luego obispo de Lugo, arzobispo de Burgos y cardenal, en 1907, primado de Toledo en 1909. Nunca volvió a la Villa de La Pola, porque tanta era su humildad, que temía a los homenajes.







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