Los
últimos escritos de D. Augusto Quintana Prieto, académico de la Historia, ofrecen bastantes pistas respecto del problema que tratamos de dilucidar,
Considera D. Augusto que los señores de Cepeda, antepasado de Teresa de Cepeda,
fueron enterrados en la Iglesia de San Francisco (Astorga), ahora denominada
Virgen del Perpetuo Socorro.
Aún se conserva la capilla gótica de los
enterramientos y un fragmento de estela funeraria; sin embargo, las tumbas
han desaparecido.
También
se refiere Quintana Prieto a una antepasada de Santa Teresa que, tras quedar
viuda, ingresó en el convento de Santa Clara (Astorga), en donde sería enterrada. De igual manera, podemos asegurar
que en Santa Clara hubo enterramientos pero las tumbas fueron saqueadas, según
se dice, durante la desamortización.
Si
sabemos de buena tinta que el convento de Santa Clara fue fundado o financiado
por los Marqueses de Astorga, descendientes - según mis teorías- de los señores de Cepeda, ya que cuando se funda
este Marquesado, coincide que es un Cepeda el secretario del rey.
Consta
en el Catastro del Marqués de Ensenada, -oficialmente no existe el Catastro de
La Veguellina de Cepeda, pero yo tengo un ejemplar -, que el convento de Santa
Clara (Astorga) tiene múltiples posesiones en el pueblo de la Veguellina de
Cepeda, enclavado en el Municipio de Quintana del Castillo, antes Quintana de
Cepeda.
En
este convento de Santa Clara se conserva una carta auténtica de Teresa de
Cepeda.
Cuando se produce la fundación de Santa Clara, y hasta que se terminan
las obras, las monjas estuvieron en el citado convento de San Francisco, en
donde hay múltiples enterramientos de los Osorio, Marqueses de Astorga.
El
Catastro señala que La Veguellina de Cepeda, Ábano y Castro de Cepeda son barrios del mismo Concejo y por eso se hace un
Catastro para los tres. En estos pueblos hubo varias imágenes de Santa Teresa
de Jesús, e incluso retratos de la misma, pero o se han perdido o se han
deteriorado o se han vendido. A pesar de estos avatares, encontramos una pequeña imagen de Santa Teresa casi desconocida, en el retablo de la iglesia de Castro
de Cepeda.
Tanto
en Quintana del Castillo como en La Veguellina de Cepeda, localizamos ruinas de castillos que convendría excavar, ya que están perfectamente documentados.
Estas fortalezas guardan relación con la familia de Santa Teresa.
He
de decir que el padre Albano, carmelita de León, y el padre Luciano Rubio,
archivero que fue de Biblioteca de El Escorial, no están lejos de mis teorías ;
es más, en algunos aspectos creo que coinciden plenamente.
El
agustino Luciano Rubio respaldaba las teorías y me recomendó estudiar las
intensas relaciones de Felipe II con la familia de los Cepeda. El monarca tenía
una verdadera veneración por Santa Teresa de Jesús ; la ayudó cuando la
princesa de Éboli la denunció ante la Inquisición, removió obstáculos para
facilitar alguna fundaciones, y sobre todo, le dio su apoyo a la hora de la
reforma de los Carmelitas Descalzo. Durante los últimos meses de la vida del
monarca, pedía que le leyesen las obras de Santa Teresa de Jesús. Felipe II
colaboró, incluso económicamente, a impulsar el proceso de canonización de la
santa.
Se
había dudado que Teresa de Cepeda se hubiera entrevistado con Felipe II. Está
demostrada
la existencia de dicha entrevista y también que la santa le envió
seis cartas, respondidas convenientemente por el monarca. Como sucede a menudo
cuando se investiga sobre Teresa de Cepeda, alunas de las cartas se han perdido ;
además, creo que siempre se pierde lo que no debía perderse, es decir, aquello
que puede arrojar más luz acerca de los orígenes de Santa Teresa.
Estoy
estudiando la posibilidad de que Teresa de Cepeda hubiese utilizado palabras
propias del dialecto leonés. Felicidad Bernabéu, superiora general de las
calasancias, sostienen que Santa Teresa utilizaba
intencionadamente palabras de un dialecto antiguo, aunque conocía perfectamente
las equivalentes castellanas. La temprana muerte de esta monja impidió que pudiera desarrollar convenientemente sus fundamentadas teorías.
Menéndez Pidal, experto en dialecto leonés, estudió con Cayetano Bardón el dialecto, siguiendo cuestionarios procedentes de la zona de La Cepeda, en donde vivieron
los antepasados de Teresa de Jesús. Detectó del Director de la Real Academia
que los diminutivos, típicos del dialecto, dan gracia y atractivo a la prosa de
la santa : Sin el hábil uso de los diminutivos no log5aría el lenguaje de
Santa Teresa esas matizadas delicadezas”. No obstante, este excelente lingüista se topó con un
inconveniente que no había
previsto. En
efecto, Felipe II
encargó a Fray Luis de León que preparase la edición del “Libro de la
Vida” escrito por Teresa de Cepeda como reflexiones personales que no deberían
ver la luz. No obstante, tanto San Juan de la Cruz como Fray Luis de León
consideraron que el “Libro de la Vida” debía publicarse.
Creo
que, con la mejor intención, Fray Luis de León corrigió aquellas palabras que
le parecían anticuadas y las sustituyó por las correspondientes castellanas. Al parecer, Menéndez Pidal utilizó esta versión corregida
y por eso no llegó a extraer todas las consecuencias posibles.
Tengo
la ventaja de que en mi niñez oí hablar dialecto y conozco, por tanto, las
expresiones y los giros típicos. He de confesar que esos mismos giros los
encuentro en la obra de Teresa de Cepeda. No obstante, en este asunto aún no he
llegado a conclusiones definitivas. Mis hermanos que también conocieron el
dialecto leonés coloquial, me están ayudando en este tema.
He
solicitado, en esta cuestión, la colaboración del joven literato Luis Artigue
y nada diremos como definitivo hasta que importantes lingüistas como Salvador
Gutiérrez, Eugenio de Nora o Víctor García de la Concha, etc., estudien
nuestras conclusiones y se pronuncien sobre el tema.
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