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 Estás en: "Historia"  

  Teresa de Cepeda
 

 Revista nº III (1999) de la Asociación Amigos del Patrimonio Cultural  de León   Autor: Antonio Natal Álvarez. 
 
Los amigos de ProMonumental me piden un  articulo sobre Teresa de Cepeda, llamada después Santa Teresa de Jesús, y yo no puedo negarme. El trabajo que están realizando en beneficio del patrimonio leonés merece el reconocimiento y el respaldo de todos. Por otra parte, no puedo olvidar aquélla mañana que limpiamos las ruinas de la iglesia medieval de San Juan de Montealegre, conocida en otro tiempo como San Martín de Montes.
Trabajamos duro los  socios de ProMonumenta y media docena de voluntarios más. Quitamos zarzas y maleza y nos dimos cuenta del saqueo llevado a cabo en esta iglesia, antes y después de ser declarada Bien de Interés Cultural.  
Todavía comenta la gente cómo es posible que arquitectos, arqueólogos, pintores, escritores, etc, vengan a cuidar un patrimonio lejano a la ciudad de León. Algunos responden que será seguramente porque tiene mucho valor. Espero que esta reflexión pague de alguna manera el esfuerzo y el entusiasmo de ProMonumenta.
Pero vamos al abordaje del tema objeto de estas páginas, es decir, ¿ Que novedades ofrezco sobre los orígenes y la obra de Teresa de Cepeda ?  
Pues bien, defiendo abiertamente que los antepasados de Santa Teresa de Jesús descendían de La Cepeda, provincia de León, y además, que estos señores eran hidalgos. Es más creo que tengo documentos suficientes para probar tales aseveraciones. Defiendo también que Teresa de Cepeda era una persona instruida y que cuando utilizaba vocablos anticuados o en desuso, lo hacia consciente de la que traía entre manos, no porque desconociese la palabra castellana exacta.  
En realidad, pocos años después de su muerte, el padre Jerónimo de San José, en la “Historia del Carmelo Descalzo”  (1637) , aseguraba que los antepasados de Teresa de Cepeda y Ahumada descendían de una pequeña Merindad sita al norte de Astorga, montañas del Reino de León. Había aquí, -prosigue-, alguna familias de apellido Cepeda, una de ellas emigró a Herrera del Río Pisuerga, otra a Tordesillas, de esta última nació Teresa de Cepeda.  
El testimonio es claro. No se comprende bien cómo no se ha defendido siempre y claramente este origen de Santa Teresa, y cómo cada vez que uno quiere acceder a datos relativos a la Santa tiene que pasar por una serie de aventuras y dificultadas que podrían conformar el argumento de una novela policíaca. (Aún no he descartado la posibilidad de escribir esta novela).
 

Santa Teresa de Jesús

Los últimos escritos de D. Augusto Quintana Prieto, académico de la Historia, ofrecen bastantes pistas respecto del problema que tratamos de dilucidar, Considera D. Augusto que los señores de Cepeda, antepasado de Teresa de Cepeda, fueron enterrados en la Iglesia de San Francisco (Astorga), ahora denominada Virgen del Perpetuo Socorro. 
Aún se conserva la capilla gótica de los enterramientos y un fragmento de estela funeraria; sin embargo, las tumbas han desaparecido.  
También se refiere Quintana Prieto a una antepasada de Santa Teresa que, tras quedar viuda, ingresó en el convento de Santa Clara  (Astorga), en donde sería enterrada. De igual manera, podemos asegurar que en Santa Clara hubo enterramientos pero las tumbas fueron saqueadas, según se dice, durante la desamortización. 
Si sabemos de buena tinta que el convento de Santa Clara fue fundado o financiado por los Marqueses de Astorga, descendientes  - según mis teorías- de los señores de Cepeda, ya que cuando se funda este Marquesado, coincide que es un Cepeda el secretario del rey.  
Consta en el Catastro del Marqués de Ensenada, -oficialmente no existe el Catastro de La Veguellina de Cepeda, pero yo tengo un ejemplar -, que el convento de Santa Clara (Astorga) tiene múltiples posesiones en el pueblo de la Veguellina de Cepeda, enclavado en el Municipio de Quintana del Castillo, antes Quintana de Cepeda.  
En este convento de Santa Clara se conserva una carta auténtica de Teresa de Cepeda. 
Cuando se produce la fundación de Santa Clara, y hasta que se terminan las obras, las monjas estuvieron en el citado convento de San Francisco, en donde hay múltiples enterramientos de los Osorio, Marqueses de Astorga.  
El Catastro señala que La Veguellina de Cepeda, Ábano y  Castro de Cepeda son barrios del mismo Concejo y por eso se hace un Catastro para los tres. En estos pueblos hubo varias imágenes de Santa Teresa de Jesús, e incluso retratos de la misma, pero o se han perdido o se han deteriorado o se han vendido. A pesar de estos avatares, encontramos una pequeña imagen de Santa Teresa casi desconocida, en el retablo de la iglesia de Castro de Cepeda.  
Tanto en Quintana del Castillo como en La Veguellina de Cepeda, localizamos ruinas de castillos que convendría excavar, ya que están perfectamente documentados. Estas fortalezas guardan relación con  la familia de Santa Teresa.  
He de decir que el padre Albano, carmelita de León, y el padre Luciano Rubio, archivero que fue de Biblioteca de El Escorial, no están lejos de mis teorías ; es más, en algunos aspectos creo que coinciden plenamente.  
El agustino Luciano Rubio respaldaba las teorías y me recomendó estudiar las intensas relaciones de Felipe II con la familia de los Cepeda. El monarca tenía una verdadera veneración por Santa Teresa de Jesús ; la ayudó cuando la princesa de Éboli la denunció ante la Inquisición, removió obstáculos para facilitar alguna fundaciones, y sobre todo, le dio su apoyo a la hora de la reforma de los Carmelitas Descalzo. Durante los últimos meses de la vida del monarca, pedía que le leyesen las obras de Santa Teresa de Jesús. Felipe II 
colaboró, incluso económicamente, a impulsar el proceso de canonización de la santa.  
Se había dudado que Teresa de Cepeda se hubiera entrevistado con Felipe II. Está demostrada 
la existencia de dicha entrevista y también que la santa le envió seis cartas, respondidas convenientemente por el monarca. Como sucede a menudo cuando se investiga sobre Teresa de Cepeda, alunas de las cartas se han perdido ; además, creo que siempre se pierde lo que no debía perderse, es decir, aquello que puede arrojar más luz acerca de los orígenes de Santa Teresa.
Estoy estudiando la posibilidad de que Teresa de Cepeda hubiese utilizado palabras propias del dialecto leonés. Felicidad Bernabéu, superiora general de las calasancias, sostienen que Santa Teresa  utilizaba intencionadamente palabras de un dialecto antiguo, aunque conocía perfectamente las equivalentes castellanas. La temprana muerte de esta monja impidió que pudiera desarrollar convenientemente sus fundamentadas teorías.  
Menéndez Pidal, experto en dialecto leonés, estudió con Cayetano Bardón el dialecto, siguiendo cuestionarios procedentes de la zona de La Cepeda, en donde vivieron los antepasados de Teresa de Jesús. Detectó del Director de la Real Academia que los diminutivos, típicos del dialecto, dan gracia y atractivo a la prosa de la santa : Sin el hábil uso de los diminutivos no log5aría el lenguaje de Santa Teresa  esas matizadas  delicadezas”. No obstante, este excelente lingüista se topó con un inconveniente que  no había previsto. En  
efecto, Felipe II encargó a Fray Luis de León que preparase la edición del “Libro de la Vida” escrito por Teresa de Cepeda como reflexiones personales que no deberían ver la luz. No obstante, tanto San Juan de la Cruz como Fray Luis de León consideraron que el “Libro de la Vida” debía publicarse. 
Creo que, con la mejor intención, Fray Luis de León corrigió aquellas palabras que le parecían anticuadas y las sustituyó por las correspondientes  castellanas. Al parecer, Menéndez Pidal utilizó esta versión corregida y por eso no llegó a extraer todas las consecuencias posibles.  
Tengo la ventaja de que en mi niñez oí hablar dialecto y conozco, por tanto, las expresiones y los giros típicos. He de confesar que esos mismos giros los encuentro en la obra de Teresa de Cepeda. No obstante, en este asunto aún no he llegado a conclusiones definitivas. Mis hermanos que también conocieron el dialecto leonés coloquial, me están ayudando en este tema. He solicitado, en esta cuestión, la colaboración del joven literato Luis Artigue y nada diremos como definitivo hasta que importantes lingüistas como Salvador Gutiérrez, Eugenio de Nora o Víctor García de la Concha, etc., estudien nuestras conclusiones y se pronuncien sobre el tema.
 

 

 

 

 

 

 
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