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A
Marta, un amor lejano
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Revista Cuadernos. Nº 11. Junio del 2001
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Autor:
Francisco García González.
1º A
Alumno del Instituto de
Enseñanza Secundaria de Astorga |
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Lo que son las
cosas, la de miles de años que el hombre esta en la tierra y aun sigue cometiendo el mismo error, el amor. Y es que no es fácil escapar de
él, pero sin duda lo mas difícil es declararse a la persona que te gusta. Unas
veces por miedo, otras orgullo, no decimos esas dos palabras que tanto nos gustan:
"Te quiero"
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Hace veinte mil
años esto no era un problema porque el hombre se acercaba a una
mujer y si otro hombre se ponía delante se le daban cuatro palos y se
acabó. Pero
hoy eso no es tan simple, incluso esos trastos diabólicos llamados
móviles que en
principio están destinados a permitirnos hablar más y mejor sólo sirven
para complicar
el asunto, porque a quien no le ha pasado alguna vez esto:
Un chico está
como loco por una chica pero no sabe como decírselo, hasta que un
día,
cuando al fin logra quedarse a solas con ella, y se decide a declarase de
una
vez, aparece en escena el móvil:
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Oye
Sara, te tengo que decir algo muy importante.
¿y
que es eso tan importarte?
Pues
que tú a mí, ya sabes. me...
Biiiiiiiip
biiip
¿Diga?
¿Si? ¿No me digas? ¿Cuándo? Vale, vale, ya te llamo luego. ¿Decías
Juan?
Pues
sí, es que verás, tú y yo... vamos que Biiiiiiip
biiiip
Hola otra
vez, que sí que ya lo sé, que ya te llama luego. Perdona Juan, ya sabes,
los móviles. Sigue contándome.
Bueno, veras, es
que esto es complicado porque yo creo que... Biiiiiiiiip biiiiip
¿Hola?
Vale, bien quedamos entonces a las seis donde siempre. Adiós. Bueno Juan
siento tanta interrupción, que me contabas.
Nada,
no era nada, además ya estoy al lado de mi casa, así que... Adiós, que
os lo paséis bien tu y tu móvil.
Y es que como
decía Pedro Salinas “la mejor manera de querer es dejar que te quieran”, y mientras sigua habiendo gente a la que no le importe decir
esas dos palabras el mundo seguirá moviéndose.
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